Nada mejor para profundizar en el conocimiento de un objeto, que hacerlo adentrándonos en el conocimiento de su anatomía interna. En el caso de la propia copa de vino, su anatomía nos permitirá además saber como asirla para no cometer errores. Y es que, solamente viendo como un consumidor de vino coge una copa, sabremos ya si es realmente aficionado al vino, o simplemente adopta la postura ficticia del que aparenta sin tener una afición sincera por el vino. No es nuestra misión, ni mucho menos, desenmascarar esas actitudes, sino verter una serie de conocimientos que nos permitirán saber y adoptar una mayor cultura del vino.

Así, una copa de vino, se divide en tres partes, según su propia anatomía, de la parte inferior a la superior, sería así:

 

anatomia-de-una-copa

 

1º: Peana o base

Es donde descansa el peso propia de la copa. Muchos optan por sostenerla la copa desde esta parte para asegurarse que la mano no entra en contacto de temperatura con el vino, calentándolo. Así no influiremos en los aromas, volatilizados cuando mayor es la temperatura. Es justamente, el efecto contrario perseguido a las catas de brandy y las copas de balón, que se calientan con la mano.

2º Tallo

Permite asir la copa correctamente y así, efectivamente, evitaremos sobrecalentar el vino

3º Cáliz 

Es la parte destinada a contener el vino y varía según el tipo de vino que vayamos a consumir. Tendrá forma de balón y un diámetro mayor para vinos con crianza que permitan una mayor oxigenación.

 

Calidad Diferenciada

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