Por segundo año consecutivo, los vinos de la cosecha de la Denominación de Origen La Mancha obtienen la máxima calificación para la última añada de 2012.

La apuesta por la calidad en las bodegas manchegas unido al esfuerzo del viticultor  en el cuidado de la uva desde la propia vid consiguen dar sus resultados; fruto de ello, está en las recientes calificaciones de añada, donde en las últimas dos  cosechas se han obtenido  añadas   ‘excelentes’. “Este año, tanto los tintos como los blancos jóvenes poseen una fuerte personalidad aromática, que seguro no dejará indiferente al consumidor”, con estas palabras, fuentes del propio Consejo Regulador señalan  las buenas perspectivas de mercado que se abren para una cosecha que ha sido catalogada como ‘excelente’, y que de momento, ya ha gozado de una magnífica acogida en la presentación de sus vinos en momentos puntuales de gran interés como el Estadio Santiago Bernabéu, en Madrid o la ultima Road Show en Alemania.

Determinada en el último Pleno del Consejo, la más reciente, precisamente,  ha sido   ésta ultima de 2012, calificada nuevamente como ‘EXCELENTE’. Esta cosecha estuvo  marcada por el anunciado descenso en la cantidad de uva cosechada, pero con unos niveles óptimos en la calidad del fruto, como ya apuntaron desde algunas bodegas acogidas a la Denominación de Origen La Mancha: “un balance muy positivo de graduación del producto, con una media de 11,5 grados en la uva blanca; y de otra de más de 13 grados de uva tinta”, fue entonces la valoración durante la última campaña por alguna cooperativa de la provincia de Ciudad Real.

Buena adaptación varietal

Los parámetros se han tomado siguiendo las indicaciones de la Comisión de Control de Calidad y Normas de Producción, para lo cual se han tomado muestras de los diferentes variedades de tintos  y bancos. Las puntuaciones que adopta el Consejo Regulador para la penalizaciones de calificación responde a criterios más estrictos ya que fija en 55 puntos el baremo para ser determinados como ‘aptos’ en su calidad; una calidad, hasta la fecha sobradamente demostrada por las bodegas en el trabajo excelente de sus distintos enólogos. Una seña de trabajo bien hecho que viene a constatar la magnífica adaptación a los suelos y climatología manchegas de uvas de reciente implantación, universalmente reconocidas como la Cabernet Sauvignon, Syrah o merlot para las tintas o la las Sauvignon Blanc, Verdejo o Chardonnay para las uvas blancas.

Se rubrica la buena adaptación de las nuevas variedades, que destacan la el potencial aromático en la “expresión frutal” para los jóvenes del año, como adjetivaron algunas opiniones críticas del entorno sumiller.

Además, aunque se constató una merma en la cosecha, agravada por la escasa pluviometría durante la pasada primavera, la calidad de la uva entrante en las bodegas fue de óptimo nivel, manteniendo un perfecto equilibrio para la acidez con respecto al grado de azúcar.

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