En la madrileña calle de las Infantas, de espaldas a la Gran Vía y a las puertas del populoso barrio de Chueca, se encuentra Bianco e Rosso, una pequeña pero selecta bodega que acoge más de 450 etiquetas de vinos.

Allí, al auspicio de una cita de Manuel Vázquez Montalbán (“Un pueblo que no bebe su vino tiene un grave problema de identidad”), nos atiende Miguel Huineman, licenciado en biología, sumiller y, sobre todo, amante de los buenos caldos. “La bodega se encuentra en un sitio estupendo –comenta- porque los vecinos son personas con mucho gusto y además está muy cerca de la Gran Vía, por lo que se acercan numerosos turistas en busca de vinos, sobre todo, nacionales”.

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Lo raro y lo conocido ambientan la bodega

Cuidadosamente dispuestas, las botellas en Bianco e Rosso hablan por sí solas y nos cuentan el espíritu de la bodega, que explica Huineman con orgullo: “Hemos buscado separarnos del sota, caballo y rey de otras bodegas y de los grandes almacenes ofreciendo pequeñas rarezas”.

vinos bianco y rosso

Estos vinos peculiares suponen un 80-90% del stock de la tienda, que reserva el resto del espacio a otro tipo de caldos. “Hacemos una pequeña concesión, un 10-20%, a los vinos más comunes, para que nuestros clientes también encuentren aquí caras conocidas”, explica el sumiller.

Se consumen Vinos de La Mancha

Además de buenos vinos, en la bodega también se puede encontrar una gran selección de champagne y cava, una pequeña selección de cervezas y, por supuesto, no faltan en sus expositores los vinos de la D.O. La Mancha: “Solemos tener siempre vino de La Mancha, de hecho son los mayores productores de vino del mundo… Nos gusta tener vinos 100% Airén, y hemos traído mucho el Alejairén”.

 

Según nuestro anfitrión en Bianco e Rosso, “los clientes responden en general muy bien a los vinos de La Mancha”, caldos que ellos, previamente, prueban, seleccionan y recomiendan para ofrecer vinos de gran calidad.

Y es que en este establecimiento la variedad, la constante renovación, “cada 15 o 30 días van rotando las marcas”, y la atención exclusiva al cliente son sus piedras de toque. “La diferencia con una gran superficie es que aquí te atiende alguien que sabe, que te aconseja según tus gustos, según lo que vayas a comer con el vino, etc.”, explica el sumiller.

Acércate, te lo recomiendo, seguro que encuentras el vino perfecto para ti. Es un servicio 100% personalizado en pleno corazón de Madrid.

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