El vino está de moda, entre el segmento de la población joven y adulta (es decir, con la relativa estabilidad emocional, sociolaboral y económica) como para apuntar hacia nuevas tendencias que están haciendo del vino, una bebida ideal e indispensable en diversos contextos. Ahora bien, parece claro, que en las próximas décadas el consumo de vino ya no será como el de nuestros mayores. Calidad sustituye a cantidad, y aunque puede que tomemos menos vino por persona al año (en comparación a los datos de hace 30 años), el consumidor entusiasta o winelover que dirían los entendidos (el vino se internacionaliza) se diferencia en nuevos patrones de comportamiento.

Existen una serie de líneas que pueden ayudar a discernir cual podría ser la llave para dar con el consumidor (30-49 años, hombre o mujer) que determine los targets de venta del sector. En el gusto va la variedad, y aunque no se puede establecer una generalización, se puede trazar un esbozo de las tendencias más al alza.

Vino y gente joven fue la apuesta de los vinos DO La Mancha en el maratón del vino celebrado en la UCM
Vino y gente joven fue la apuesta de los vinos DO La Mancha en la UCM

Ahora se valora:

  • La sinceridad del vino: el consumidor aprecia la honestidad aromática de los jóvenes, con intensidad de color y explosividad frutal en boca; de igual modo que también le gusta cierto paso por madera (los famosos tintos roble o envejecidos en madera). Hay ciertas tendencias de vinos crianza o incluso reserva, que respetando su periodo de crianza en madera, sorprenden por su recorrido frutal, abandonando casi definitivamente, aquella tendencia de los años 80, con sobreabundancia de madera que eclipsaba el resto de aromas. En los vinos sometidos a crianza, de corte moderno, los aromas empireumáticos y especiados (es decir aquellos que gráficamente nos recuerdan a la vainilla, cacao, torrefactos o almendra tostada) tienen la suficiente personalidad en nariz como para ser deslucidos única y exclusivamente por el roble.
  • No existen vinos mejores ni peores, sino (dis)tintos: hasta hace no mucho, existe una escala de gustos y preferencias; parecía que pedir un blanco era opción exclusivamente femenina o de paladares neófitos o no entendidos. Nada más lejos de la realidad; todo un cliché. La complejidad y calidad de los blancos y rosados nada tiene que envidiar a otros tintos y por supuesto, consumir afamados crianzas o reservas no te sitúa en un plano superior de avezado consumidor, entrando en el pedestal de los maestros del vino.
  • La buena relación calidad/precio: sujetos a caprichos de cada cual y condicionantes del propio bolsillo, el español medio no es partidario de desembolsar grandes cantidades por una botella. Aprecia la calidad pero, tal y como están las economías domésticas para más de uno, no derrocha.
  • Hacia las variedades autóctonas: en un contexto global, donde cada vino compite a escala internacional, asistiendo a ferias tan dispares en Hong Kong, Proewein en Alemania o el mercado propiamente anglosajón, el consumidor busca la identidad propia de terruño, bodega y zona de producción. Ahí, las variedades más autóctonas o tradicionales son un punto a tener en cuenta. Recuperar las propias raíces y bucear en la antropología cultural de nuestros ancestros ha dejado de ser un motivo de vergüenza, sino más bien, un orgullo por reivindicar tu propio ADN cultural. Si además, añadimos el aderezo de una historia particular (familiar) o histórico al vino, las sensaciones se multiplican.
  • Enoturismo como gancho: ya sea en las escapadas de fin de semana, sobre todo para los urbanitas que huyen del asfalto, resulta tan vital como imprescindible y liberador. Acercarse a una bodega, conocer su historia y catar sus vinos ha multiplicado las posibilidades comerciales para el sector. En términos turísticos, el visitante busca experiencias, sensaciones que recordar y añadir a su fardo de recuerdos. El vino es ahí donde juega sus cartas.
  • Respeto a la naturaleza: el vino, per se, es una bebida que procede de la tierra, tiene una convivencia con la naturaleza en el proceso natural de su fermentación. La apuesta orgánica por vinos de agricultura ecológica y mas aún biodinámica encuentra repuesta en la demanda de consumidores de conciencia medioambiental.
  • En tu casa o en la mía: algunos consumidores comienzan a cansarse de los precios abusivos en la hostelería y optan, por disfrutar de las veladas, en casa. Además de que lo agradece el bolsillo, pueden escoger vinos a precios más asequibles sin estar necesariamente guiados por la opinión siempre subjetiva de camareros o sumilleres. Además, es una regla de cortesía social, acudir con una botella de vino cuando uno es comensal invitado. Incluso, cuando consume el vino en casa, se permite ser más atrevido en la compra, sin tener que dar justificaciones de elección en la carta de restaurantes.

 Creatividad Consejo Abierto definitivo

  • A golpe de Tablet y Smartphone: el consumidor del siglo XXI es más instruido. Lee, se informa y contrasta más allá de lo que puedan aconsejarle los gurús y grandes críticos. Existen aplicaciones donde uno mismo puede probar y verter su criterio sobre el vino catado para que otros usuarios se guíen en sus opiniones. El vino ha pasado en definitiva a convertirse en un juego con múltiples aristas de diversión. Maestro del vino, El vino que define son algunas de las aplicaciones móviles desarrolladas por los vinos DO La Mancha que más gancho están teniendo actualmente en sistema Android.
  • Nuevos envases: el sector a veces ha pecado de ser demasiado purista y convencional en los formatos. Respetando las normas de producción para determinados vinos (crianzas debe ser embotellados con corcho), existen otros vinos jóvenes que pueden innovar en el formato de sus botellas de menor tamaño o incluso atreverse con etiquetados de marketing más disparatado y jovial abandonando aquel lenguaje de abolengo

 foto de un vino en barra

  • Las redes sociales, potente altavoz: los días de relación vertical entre medios de comunicación y consumidores (oyentes, espectadores, lectores) han quedado atrás. Ahora la información ha dejado de ser poder y el acceso a ella es libre para todos.

@jaimecarrero

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