Jóvenes de la EFA ‘Molino de viento’ de Campo de Criptana, (Ciudad Real) completan su formación participando en el Taller de Aromas.

Visita de alumnos de la EFA a la sede del Consejo Regulador

El pasado viernes, 5 de febrero, unos 15 alumnos visitaron la sede del Consejo Regulador para conocer de cerca la Denominación de Origen La Mancha.

En el patio de la sede del Consejo Regulador

 

Durante su visita a las instalaciones, no solo mostraron interés por distinguir las principales funciones de la Interprofesión del Consejo Regulador, sobretodo, profundizaron en sus conocimientos previos sobre el mundo del vino y la cata. Se trata de alumnos que cursan el ciclo de grado superior de vitivinicultura, por ello “a partir de un modelo de cata que ya conocen, enriquecen su formación de una manera más práctica”, comentó Alfonso Fernández, profesor responsable.

Ganadores del taller de aromas en la sede del Consejo Regulador junto a Alicia Morales, su responsable
Ganadores del taller de aromas en la sede del Consejo Regulador junto a Alicia Morales, su responsable

 

En esta ocasión, partieron de la experiencia didáctica y novedosa con el conocido “taller de aromas’, impartido y coordinado por Alicia Morales, auditora de la empresa de control ECI La Mancha. Una actividad básica de acercamiento al mundo de la cata, donde se educa la percepción de los sentidos que después servirán como cimiento en el desarrollo de una cata. Primeramente, toman un contacto de acercamiento con olores y aromas que les puedan resultar familiares para después tratar de asociarlos al proceso organoléptico de una cata, y aprender así a discernir los diferentes matices sensoriales del vino.

El taller, práctico y formativo, pero sobretodo, eminentemente lúdico y participativo, ayudó a los jóvenes catadores a desmitificar su visión del mundo de la cata consolidando sus conocimientos previamente adquiridos.

Como en otras ocasiones donde el taller ha sido impartido, como en aulas universitarias, asociaciones o eventos culturales en diferentes municipios manchegos, la actividad resultó ser todo un éxito ayudando a perder el miedo frente a una copa de vino, y acercando su consumo, en definitiva, con naturalidad, porque «todos podemos ser excelentes catadores, si prestamos un poco más de atención a nuestros sentidos».

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