tapa-de-judiones

Es la judía un producto importado de América que como tantos se a vuelto imprescindible en la gastronomía Española. Este manjar como la patata fue destinado en un principio para cebar animales, y luego de que alguna mente afortunada, posiblemente algún bolsillo desafortunado diese el primer paso se les ha reconocido su valor culinario, como las que hoy me ocupan, que son una variedad de tamaño importante que se cultivan en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso. Estos judiones se distinguen porque tras una cocción prolongada en agua (no mayor de media hora, en algunos casos más tiempo) mantienen su textura intacta hasta ser introducidas en el paladar. Suele haber entre cuarenta y cincuenta granos en cada 100 gramos. También suelen ser de color blanco o amarillento, y la planta suele alcanzar un tamaño superior a los dos metros.

Estofadas junto a embutidos es la forma más habitual, el chorizo suele ser su principal aliado y en ocasiones perdiz, el caso es que suele haber un sabor intenso y pronunciado que invita al trago de vino, y ahí me atrevo a recomendar sin duda un vino tinto, uno de la Denominación de Origen La Mancha, por su calidad y tradición.

Un vino tinto Reserva de la D.O. La Mancha se distingue por tener un mínimo de tres años de crianza antes de salir al mercado, no menos de doce meses de barrica y posterior crianza reductiva en botella de veinticuatro meses que le hacen ser redondo, sin perder los matices frutales e integrando los aportes terciarios de la estancia en barrica de roble tostado. Mi recomendación sería esta, un reserva elaborado a partir de la variedad de uva Cencibel, que es como llamamos a la Tempranillo en La Mancha. con su carácter maduro y aptitud para la crianza, servido dignamente en copa tipo burdeos a unos catorce grados centígrados.

Salud y ¡mucha Mancha!

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