Lo que hace semanas se anunciaba con los primeras lágrimas, es ya una realidad y la vida vuelve al viñedo tras el letargo invernal. Han sido meses de puro estado vegetativo para la propia vid, que a conciencia, se protege de las bajas temperaturas y frías heladas con un estado vegetativo, leñoso y desnudo en su semblante, para recobrar la energía con la sabia de sus mejillas. De sus brazos emergen pequeños atisbos de vida en las yemas: es la brotación que precede, primero a la foliación, después a la floración, en los ciclos de la planta durante la primavera. En verano, llegará el fruto.
Hemos visto como, según la variedad, ese ciclo avanza con mayor celeridad, siendo muy importante el condicionamiento propio del clima. Adecuada humedad o irrigación y ante todo, temperaturas suaves, (fundamental que no sean heladas) resultan cruciales para cimentar la calidad del fruto en sus primeros meses de gestación.

1 COMENTARIO

  1. Tuve la oportunidad de probar el enofestival 2015 de Madrid el vino Canforrales y solo puedo decir que es el mejor vino que he probado en mi vida! Un saludo! Enhorabuena!

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