Hoja de vid en otoño

Es ya otoño, cuando los últimos remolques descargan las uvas en el lagar, y los últimos racimos son ya vendimiados. Se puede apreciar entonces un cambio evidente en el semblante de la propia vid, que adopta unos tonos distintos.

Acorde con los tiempos otoñales, las hojas, como le sucede a cualquier ser vegetal, pierden su color verde, por la pérdida de clorofila, tomando nuevo aspecto cromático.

Esa decoloración, pasando de los tonos ocres y rojizos (tan poéticamente otoñales) a marrones, para después secarse responde a un proceso biológico de la propia planta, que se adecua a las temperaturas más severas.

Se trata de una estampa que no pasa desapercibida en la mirada de todo observador, aficionado a la fotografía, con una inquietud artística por el paisaje estacional. A quien más y quien menos, la estampa, le plantea alguna que otra pregunta.

 

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La caída de la hoja/pámpana, ¿es inmediatamente posterior a la vendimia?

Este proceso no se produce después de la recolección, una vez pasada la vendimia, la planta aún continua activa, es más, es en este periodo en el que se libra de la carga de la uva y hasta que llega a su periodo de aletargamiento cuando tiene la posibilidad de cargarse de nutrientes para  la próxima floración.

vid en otoño

¿Influye la variedad?

 La variedad como tal no influye en el cambio de color durante el otoño. Aunque sí es probable que dependiendo de los estados fenológicos de cada variedad, el proceso se realice en un periodo u otro.

Por ejemplo, la variedad Tempranillo es más temprana que la Cabernet Sauvignon, es por ello, que en un viñedo donde existan conjuntamente vides de las dos variedades podamos observar tonalidades diferentes en esta época del año.

paisaje-nublado

La materia orgánica de la hoja ¿sirve como abono?

 Aunque es un porcentaje pequeño de lo que necesitará la planta a lo largo del año, como es evidente, todo aquel componente de ésta que se deposite en el suelo, ya sean las hojas como la madera eliminada en la poda, sirven como abono y para enriquecer el suelo con aquellos nutrientes que son necesarios para un correcto desarrollo de la vid.

Hoy en día, el aprovechamiento de todos aquellos componentes naturales que se puedan utilizar como abono ayudan a realizar una viticultura más respetuosa con el medioambiente, ya que se revierte parte de lo extraído del terreno.

 

Un otoño más fresco y lluvioso, ¿acelera la caída?

 El cambio de color de la hoja de la vid se produce debido a la pérdida de la clorofila que contienen éstas una vez llegada la época otoñal.

La clorofila es la encargada de la fotosíntesis, por tanto, cuando ésta desaparece, se produce una decoloración que va de tonos rojizos hasta el marrón, indicativo de que la hoja se ha secado.

La planta, antes de entrar en un periodo de aletargamiento, pasa todos aquellos nutrientes que hay en los componentes caducos (hojas) a los que son perennes (tronco, raíces, etc) para cargar de nutrientes la vid antes de entrar en “hibernación”. Este proceso es denominado traslocación de nutrientes.

Una vez que las hojas están totalmente secas, son las inclemencias meteorológicas (lluvia, viento, heladas, etc) las que fuerzan su caída, es decir, que si el otoño es fresco y lluvioso puede adelantar la caída de las mimas.

pámpana de vid en otoño

La vid entra en un proceso de “hibernación” o “aletargamiento” para el invierno. ¿Cuantos grados bajo cero puede soportar?

La vid entra en un proceso de “hibernación” que no siempre ocurre en el mismo momento, obviamente, siempre es aproximadamente parecido, pero depende de la temperatura.

Para que la planta entre en aletargamiento es necesario que la temperatura media esté por debajo de los 10ºC, esto es lo que se denomina como 0 vegetativo, es decir, es cuando la planta comienza a cesar su actividad hasta la próxima primavera. Las cepas tienen gran resistencia a las heladas de invierno típicas de nuestra región, aunque esto no las mantiene exentas de poder secarse en caso de temperaturas extremas, pues por debajo de los 15ºC bajo cero o incluso algo menos, la planta puede morir en el intento por causa de la helada.

Suelos, ¿también influyen?

 Los suelos no influyen en el proceso natural de cambio de coloración de las hojas, pero sí pueden influir dependiendo de las carencias del mismo en cambios de color en diferentes momentos.

Es muy común en algunos terrenos de nuestra región lo que se conoce como clorosis férrica, que es la incapacidad de la planta de asimilar el hierro que hay en el terreno, ya que, se encuentra bloqueado. Este problema, muy común, provoca un cambio drástico del color de la hoja, pasando de verde a un amarillo muy pronunciado y provocando la parada del crecimiento de las bayas.

La solución a este problema se consigue mediante la utilización de quelatos de hierro que ayudan a la planta a poder asimilar el hierro que éstas necesitan.

 

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