El Consejo Regulador redobla esfuerzos en la promoción de sus vinos en la capital española

Si bien fue durante el Alto Imperio, cuando la Península Ibérica, como el resto de la Europa romanizada, se insertaría en los circuitos comerciales del vino, sería más adelante, con la Baja Edad media, cuando las zonas productoras de mayor tradición histórica adoptarán los rasgos más inherentes de su propia personalidad vinícola.

En La Mancha, zona de repoblación, el ritmo productor vino marcado por las mismas Ordenes Militares, auténticos ejes vectoriales del desarrollo económico y social de las zonas del interior peninsular. Así, se entiende, por ejemplo, la afluencia de ciertas teorías (no exentas de romanticismo y leyenda que ligan en variedad de uva la pinot noir francesa con la tempranillo, seña de identidad de los tintos españoles) Desde la Borgoña francesa pasando por Navarra/Rioja hasta Castilla y el corazón de La Mancha en pleno campo de la Orden de Calatrava no solo llegarían de tierras más septentrionales de la Europa cristiana, las nuevas reformas espirituales y artísticas del Cister, también frailes encarnadas en la figura de Raimundo de Fitero (fundador de la Orden de Calatrava) impulsarían nuevas técnicas de cultivo.

Recreación holográfica de una cocina del siglo XVI

Después con la plena Reconquista,  La Mancha, pechera y sufriente de las inconexas y malogradas directrices económicas del Imperio, cimentaría su desarrollo vital sustentada en la vid, la ganadería  y sobretodo, entonces, el cereal.

Vino de corte, pendencia y taberna

Por cercanía geográfica, más tarde los vinos de La Mancha acercarían sus caldos hacia la capital del reino, trasladada a Madrid (desde 1561, con Felipe II) donde se convertiría en compañero infatigable de tabernas en el hoy conocido popular barrio de los Austrias madrileño.

Sergio Vidal Luna_Vino Tinto

Los vinos DO La Mancha quieren recuperar su protagonismo (de manera global) con una asignatura todavía pendiente en los establecimientos hosteleros de la capital madrileña, en ocasiones, demasiado influidos por las tendencias actuales.

El consumidor urbano de Madrid, ávido de nuevas sensaciones y experiencias, está acostumbrado a nuevos estímulos. Exige calidad pero valora las nuevas propuestas. Por ello, la entrada en la ciudad del Oso y el madroño catapulta la promoción hacia otros mercados de la geografía nacional.

Esa inquietud del consumidor madrileño se torna ahora en oportunidad comercial para las bodegas manchegas. Aprovechando el tirón del IV Centenario de la muerte del más famoso escritor de las letras castellanas, DO La Mancha desembarcó el pasado 22 de abril en el Círculo de Bellas Artes de Madrid para presentar sus vinos. Junto a la presentación de la nueva añada, por el mes de noviembre, ha sido la apuesta promocional de mayor calado en suelo nacional en los últimos meses.

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