Siempre que se escucha la palabra maridaje se piensa en la combinación de vino y salado: queso y vino, jamón y vino, etc. Parece que cuesta separar los dos conceptos y, al no ser capaz de desvincularlos no somos capaces de ser atrevidos y probar nuevos contrastes, sabores y fusiones.

Ha llegado el momento de dar un paso más allá, a desafiar a lo establecido. ¿Por qué no mezclar el chocolate y el vino? El resultado es sorprendente. ¿Y si, además, añadimos queso a la receta?

Siguiendo está idea, que puede llegar a sonar incluso disparatada, el equipo de La Casita de los Bombones -una pequeña fábrica artesana de Albacete- ha decidido mezclar estos ingredientes para concebir dos de sus deliciosas gamas de bombones.

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Una chocolate muy manchega

La estrella de La Casita de los Bombones son los Quesicos de La Mancha, un dulce con forma de pequeño queso manchego recubierto de finísimo chocolate y relleno de tres sorprendentes sabores 100% La Mancha: Queso Manchego, Miel de Romero y Vino Tinto Crianza D.O. La Mancha. Los Quesicos de La Mancha se presentan en estuches clásicos de cartoncillo o en un orginal tarro de cerámica con forma de, como no, queso manchego.

Y, si los Quesicos de La Mancha son la estrella de la Casita de los Bombones, es de esperar el mismo futuro para el Bombón de Bodega, unos maravillosos chocolates con forma de tonel.

El vino tiene gran papel

Se presentan en tres variedades: rellenos de vino tinto crianza D.O. Rioja y recubiertos de chocolate negro; rellenos de vino dulce Pedro Ximénez D.O. Málaga recubiertos de chocolate con leche; y rellenos de vino seco fino D.O. Jerez recubiertos de chocolate blanco. Al igual que los Quesicos, el Bombón de Bodega se presenta en el tradicional cartoncillo o en un tarro de cerámica con forma de tonel.

¿Maridamos?

Ya hemos dejado claro que el vino puede ser un gran aliado del chocolate al igual que lo es de los platos y tentempiés salados. Ahora bien, en relación a «comer» y «beber», el mejor maridaje, en mi opinión, cuando de chocolate se trata es el vino que tenga paso por madera: un Crianza o un Gran Reserva ya que sus aromas terciarios recuerdan al café o la vainilla, asociados directamente con el chocolate. No dudes en probarlo con un D.O La Mancha.

Hay que tener en cuenta que es un maridaje muy personal, así que no dudéis en probar para satisfacer vuestras dudas y encontrar la composición perfecta.

Nunca los chocolates encontraron mejor compañía que la manchega.

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