Si quieres descubrir un poco más sobre los trabajos que se realizan en una bodega cualquiera de la Denominación de Origen La Mancha una vez elaborado el vino, no te pierdas los artículos que estamos preparando para ti; comenzamos con la zona de depósitos de la bodega.
Tras unas semanas frenéticas de vendimia y después de transformar toda la uva de la cosecha en vino puede parecer que la actividad de una bodega se tranquiliza, pero nada más lejos de la realidad, pues ahora con el vino en las cubas y/o depósitos en la bodega se sigue trabajando día a día en la conservación y elaboración de cada tipo de vino.
Al terminar la cosecha, el vino que se encuentra en la zona de depósitos aún no está listo para ser embotellado, para ello aún debe reposar y estabilizarse, en este proceso se pueden dar trasiegos (operación que consiste en cambiar de depósito un vino para eliminar las sustancias resultantes de la fermentación y elaboración que han precipitado en el fondo del depósito). Los tintos pasarán por una segunda fermentación, o llamada fermentación maloláctica, donde las bacterías transforman el ácido málico en ácido láctico, es conocido como fermentación maloláctica. Su importancia es vital para el vino.
El proceso de trasegar el vino se suele realizar con tiempo frío y seco, cuando las sustancias que enturbiaban el vino ya han precipitado dando lugar a las lías.
Así poco a poco en los depósitos, los vinos de la nueva añada se van estabilizando y para ello se conservan en unas condiciones óptimas de temperatura y luz (esta oxida el vino).
Es cuanto menos curioso pasear entre los depósitos de una bodega, sabedores de que todo el trabajo no sólo de enólogos y bodegueros está ahí, sino también el trabajo de cientos y miles de agricultores que han cuidado con mimo la materia prima para así año tras año elaborar vinos de alta calidad, los vinos de La Mancha.
Para que desde aquí os podáis sumergir en el interior de una bodega os dejamos una galería de imágenes de la zona de depósitos:
