tomate-picado

En ocasiones lo más sencillo es la mejor opción, y en las fechas que estamos no hay aperitivo, merienda o guarnición igual que un tomate maduro picado, pellizco de sal y chorretón de aceite de oliva virgen extra.  Así todo aquel afortunado que tenga huerta propia solo es superado por el que tenga un amigo con huerto que se los regale, y como todo tiene su intríngulis, intervienen además de la estirpe de tomate, el grado de madures, la conservación de este, temperatura de servicio, si está pelado… tantos factores ajenos al aliño, si sal fina, gorda, escamas, variedad de aceite, si gotita de vinagre…  y por supuesto, buen pan y un buen vino, uno de los que se recomiendan a un amigo, un vino Denominación de Origen La Mancha.

Estoy convencido que un vino joven D.O. La Mancha es la mejor opción para acompañar este sencillo plato, y algún amigo mío apostaría por el porrón, y no le diría que no, pero yo me mojo un poco más y apuesto por un vino blanco elaborado a partir de la variedad de uva Airén, la reina del viñedo Manchego, en copa tipo chianti y a cinco grados centígrados. Y por poner un plan B, quizás un vino rosado joven, elaborado a partir de la variedad Syrah, en copa tipo burdeos a unos ocho grados centígrados. Los vinos jóvenes son la máxima expresión de la fruta, son vinos elaborados elaboran controlando su temperatura de fermentación para mantener mejor sus aromas. Han de consumirse preferentemente en el mismo año de su cosecha para aprovechar todo su potencial aromático.  Se suele recomendar el consumo durante la misma añada, pero hay casos especiales que bien conservados aguantan un par de años.

Bebe buen vino de La Mancha bien servido y  bien acompañado, saben aún mejor.

Salud y ¡mucha Mancha!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí