La ventresca es un corte del atún muy apreciada, muy sabrosa, que destaca por sus láminas que como fichas de dominó se dispersan cuando el pescado está bien cocinado. Esta fotografía demuestra la ventresca asada y regada con una bilbaína, sofrito de ajo y guindilla que esta vez se ha enriquecido con un poco de pimentón de La Vera, el pescado se ha servido sobre un lecho de verduritas asadas y una crema de cacahuete que le aporta una textura más terrosa, las huevas de lumpo añaden un toque salado y yodado al conjunto. Plato complejo y sabroso, aquí un vino tiene mucho matices con los que jugar y satisfacer al cliente que busque una armonía plato/vino, y un seguro servidor vuestro recomienda sin duda un vino de la Denominación de Origen La Mancha. La mayor extensión continuada de viñedo del mundo tiene mucho y para todos los gustos.
El plato de hoy estará estupendamente acompañado por un vino blanco de corte tradicional, elaborado a partir de la mundialmente famosa y querida variedad de uva blanca Chardonnay, y mejor si ha sido fermentado en barrica, ese breve paso por el lado tostado de la barrica aporta color, aroma y sabor además de unas propiedades que le aportan longevidad, así que este vino que propongo mejor si es de dos añadas atrás, claro está, si bien conservado. El vino que cito estará idealmente servido en una copa tipo borgoña de cristal fino, un tercio de la copa como mucho, a una temperatura ideal de ocho grados para poder observar su evolución en la copa conforme se oxigena y atempera, así a la hora de consumirlo tendría idealmente un color amarillo oro, brillante y aromas de fruta madura que recuerden a la piña, albaricoque, mineralidad y algo herbal, todo esto sazonado con aromas que recuerden a la vainilla, especias como la pimienta rosa y algún balsámico procedente de la fermentación en barrica de roble. En boca debería ser un vino de paso sedoso, amable, con algo de acidez y una madurez amable, postgusto largo y complejidad del aporte tonelero.
Gastronómicamente vuestro
Salud y ¡mucha Mancha!
