José Corredor Matheos fue el protagonista con el que compartimos nuestros Momentos de vinos a finales del mes de mayo. Amplio de miras y sediento de aventuras, su mente, lúcida y despierta en este octogenario pensador, encarna el espíritu libre de tantos y tantos ‘Quijotes’ manchegos. Natural de Alcázar de San Juan, Corredor Matheos vive en Barcelona desde 1936, donde le tocó vivir de cerca, la cruenta Guerra Civil española. En la ciudad condal se licenció en Derecho empezando a destacar como crítico de arte, literatura y traducción de libros. Precisamente, su pluma ha sido certera y ágil con los últimos libros publicados sobre Oriente. Premios Nacional de Poesía en el 2005 (coincidiendo, precisamente con la celebración del IV Centenario de la primera parte del Quijote)

Pertenece a la ‘Generación de los 50’, aunque no le gusta sentirse encasillado. En la actualidad, está promocionado su ultimo libro, dedicado a sus memorias: ‘Corredor de fondo’. Y es que de joven fue un amante de los deportes, especialmente el atletismo. Precisamente, se define así mismo como un vino joven.

Aunque lleva mucho tiempo fuera de La Mancha, no se siente desarraigado y cuando puede no duda en escaparse para acudir a su Alcázar natal, desde Barcelona. Con él, charlamos, tomando un vino, en el Hotel Convento Santa Clara, sede también de la Escuela de Escritores Alonso Quijano, con quien guarda una entrañable relación.

 

Presentas tus novelas, ‘Corredor de fondo’

Hay dos guiños. El primero porque aparece mi apellido en un juego de palabras. El otro, porque yo fui atleta de joven, de velocidad en 100, 200 y 400 metros. Hay fotos en el libro mías corriendo y saltando, en salto de altura, y eso que yo era bajo. Con los años, después de tanto tiempo, he pasado de ser un corredor de velocidad a ser de fondo.

Llevas muchos años fuera, pero aprovechas cualquier oportunidad para venir a tu Alcázar querida, a La Mancha

Vengo mucho, no paro. No solo Alcázar también Ciudad Real, Toledo. La verdad es que si no estuviera tan lejos, yo tendría casa aquí, una casa con patiejo (risas). Cuando te vuelves mayor, la infancia te vuelve a coger con más fuerza. 

Le tocó vivir la Guerra Civil desde pequeño en Barcelona. pertenece a la Generación del 50, aunque quiza no le gusta que le encasillen en estadios concretos

Eso de las generaciones es un poco arbitrario, porque hay veces que un poeta se queda a medias entre una y otra. Por ejemplo, a los del 27 (Alberti, Lorca, etc) les define su homenaje a Góngora pero hay otras poetas que viene después que no están definitidos. A la nuestra, la del 50, nos marcó la Guerra desde niños. Pero lo hizo de manera distinta. Algunos venían de la alta burguesía, y no les afectó igual que a otros, que veníamos de familia sencilla. La guerra fue cruel para todos pero la posguerra, no. 

Pero, indudablemente, estamos definidos por los mismos gustos en el consumo del cine, de las lecturas, la música y las canciones, hasta incluso los comportamientos. Recuerdo que las relaciones entre chicos y chicas era muy distintas a las de ahora. Por ejemplo, se invitaba a una chica a un baile y venía con su madre.

Licendiado en Derecho, sin embargo, se ha dedicado también al arte, como crítico

Cuando murió mi padre, tuve que ponerme a trabajar pero por las tardes iba a clase. Además hacía atletismo y escribía versos. Desde el principio, tuve una actividad muy intensa y compleja. Más tarde me dedique al arte, en el 61. He publicado entre 50 y 60 libros sobre artistas. He escrito sobre Benjamín Palencia, Gregorio Prieto, pintores manchegos y también poesía, sobre Ángel Crespo. Sobre Miró tengo tres libros. Era amigo mío y tengo algun cuadro suyo en casa. De Dalí, tenía relación con él. Dirigí una par de libros que analizaban su obra.

Por cierto, en 2005, le dan el Premio Nacional de Poesía, y coincide con la efeméride del Cuartro Centenario de la publicación de la primera parte del Quijote. Una fecha clave para todo manchego

Yo siempre me dedique a la poesía, lo que pasa es que ya no me relacioné con los poetas después. Muy poco, algo con la tertulia de Gerardo Diego en el Café Gijón de Madrid, pero como vivía en Barcelona solo bajaba con reuniones de trabajo y dirección con Espasa Calpe, donde trabajé. Cuando viajaba a Madrid solo iba a ver a pintores, y eso lo pagas porque después no me hicieron mucho caso. Pero no le dí importancia. Sigue escribiendo poesía pero sin reunirme con los grandes poetas. De repente, en el 2005, me dieron el Premio y hay gente que lo valora mucho y todo ha cambiado totalmente. Pero eso también le paso a Gamoneda. Hay mucha otra gente que se merece los premios y luego no los tiene.

Hablando de tiempo. Algo tan longevo como el vino. Seguro que aprovecha para tomarse alguna copa de manera moderada.

Me gusta, siempre he bebido poco y me gusta paladearlo. Como no bebo mucho, me gusta que sea bueno. La verdad hay una relación entre la poesía y el vino. Además, un poco de vino, sin embriagarse, es bueno para la inspiración. 

 

 

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