Homenaje a la bodega paterna, cerca de los molinos de viento de Campo de Criptana, se recuperó una hermosa construcción típica manchega reconvertida en una moderna bodega desde 1999.
Este proyecto nació con el fin de elaborar grandes vinos, de producción limitada, en La Mancha, región vitícola española por excelencia. Después de mucho recorrer la región acabó encontrando lo que buscaba: buenas y viejas cepas de Tempranillo, bien aclimatadas a las condiciones locales. Si las plantas se cuidaban bien, se seleccionaban y se controlaba su rendimiento, ese gran vino manchego, soñado por Alejandro, podía hacerse realidad. Sus vinos son testimonio de estas uvas manchegas, procedentes de excepcionales pagos, que dan lugar a vinos de inigualables aromas y sabores.