Hoy el maridaje posa sus sentidos en Tomelloso, en el Restaurante La Antigua para deleitarnos de una armonía atrevida y la vez clásica y elegante. Por algo este restaurante está en la Ruta.
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Historia
Su existencia es discreta si no fuera por su fachada, en apariencia solariega, pero preñada de tradición e historia. Construido sobre lo que fuera una antigua vivienda manchega en la calle Don Víctor de Tomelloso, el restaurante La Antigua se encuentra actualmente dentro de la renovada Ruta del Vino de La Mancha.

Pero es conocido por eso y por mucho más para los aficionados al buena yantar y la gastronomía, sobre todo, para los que aprecian el trago largo de un buen vino, tranquilas sobremesas y una cocina, cuanto menos, esmerada en tendencias pero sin renunciar a su raíces.
El vino, primordial en carta
Regentado por Luis Olmedo, el restaurante La Antigua se trata de una “casa típica manchega que conserva el original con el encanto de su patio de luces”. Sin perder por ello, el recuerdo a nuestros ancestros, el comensal viaja a la cocina tradicional manchega con toques de fusión y tendencia.

Aquí, el vino juega un papel primordial. “Nuestros camareros deben estar preparados para orientar al cliente en la elección de un vino”, remarca Olmedo.
Receta
Para la ocasión, y casi sin avisar (he aquí la genialidad en los fogones, cuando se improvisa prácticamente para sorprender), su chef de cocina, Ana Doncilu, nos sorprende con un plato que hace las delicias de un entrante.
Alcachofas a baja temperatura con sitake, langostino y crema vegetal y sal de mandarina es un plato que sorprende. “Es difícil maridar un vino con las alcachofas por su sabor”, por ello hay que tener cuidado con la elección, remarca Luis Olmedo.
Aunque los secretos de la receta se quedan tras las puertas de la cocina, señala, “el punto de mayor dificultad está cocinar la alcachofa escaldada a baja temperatura”.
Maridaje
Vino: Brut nature
Por su burbuja responde a la perfección con la combinación. Los espumosos (con el mismo método de elaboración tradicional que los champagne o cava) tienen su interés para el consumidor final cautivado por el cosquilleo carbónico en el paladar.
Se pueden consumir secos en cualquier momento de la comida aunque su lugar preferencial es en los entrantes.
En variedades, el macabeo y sobre todo, chardonnay, se llevan la palma por su estructura aromática. Pero también hay espumosos con blancos airén que están sorprendiendo al comensal por su frescura.