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Cremoso de queso, frutos rojos, gelatina de miel y helado artesanal…¡delicia!
La Denominación de Origen La Mancha tiene unos grandes desconocidos, los vinos Manchegos son conocidos por los blancos jóvenes y tintos crianza, pero junto a los espumosos, los vinos dulces Castellanomanchegos son una joya por descubrir para muchos.
Las contraetiquetas habituales son las de vino joven y tradicional
Y también está pendiente para muchos profesionales el saber del momento perfecto de ofrecer ese vino dulce, porque la mayoría los dejan al final de la mesa, para con los postres, y algunas veces es un placer, y otras una verdadera pena, y es que la complejidad del maridaje es proporcional al conocimiento del vino/plato del que marida, repito, algunas veces es una verdadera pena.
Los blancos dulces que conozco de La Mancha son blancos, y tienen su lugar, la mayoría de ellos sin problemas, al comenzar el festín, son vinos jóvenes en su mayoría que guardan algo de azúcar residual y les alcanza para llamarse dulces, pero su amable y fresca acidez se agradece más al principio de la pitanza. En ocasiones, sólo en ocasiones y depende del vino/bebida anterior quedan estupendamente con los postres, como el fabuloso dulce-nada-empalagoso de la foto.
El fondo del vaso es una mermelada ligera de fresas y arándanos, la cremita de queso D.O. Manchego es algo suave y nada cargada, la miel de La Alcarria y el helado artesanal junto a el physalis y la fresilla le aportan la frescura que alegra el cansado estómago, y hace del postre un placer supremo.
Gastronómicamente vuestro
Salud y ¡mucha Mancha!