“Por Santiago y Santa Ana, pintan las uvas…y para la Virgen de Agosto van estando maduras”. El sabio refranero agricultor nos ayuda, a comprender con agudeza el ciclo de la vid, ahora en pleno envero siendo uno de los procesos más plásticos y visuales del viñedo.
Los cálculos no fallan y aunque, en el calor puede acelerar o retrasar la maduración final de la uva, el envero determina no solo “cómo” sino también “cuando” podría acercarse la próxima cosecha.
Sobre el viñedo, las previsiones son optimistas en una campaña que podría ser generosa en cantidades como adecuada en calidad. Así lo cree Domingo Redondo, un viticultor de Villarrubia de los Ojos, en la provincia de Ciudad Real. Se trata de una de las comarcas en la zona de la Denominación de Origen La Mancha que tradicionalmente se adelanta en la maduración de la uva cuando llega la vendimia.
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Envero en la tinta tempranillo
Cada variedad presenta evoluciones diferentes, incluso la propia maduración del fruto es distinta de una comarca a otra. En tintas, la variedad tempranillo (o cencibel) suele ser una de las primeras en ser recogidas.
Los técnicos en bodega aprecian en la tempranillo sus aromas y frescura en boca, con una juventud frutal que tiene sus devotos en los mercados exteriores.
Envero y su camino hacia la vendimia
Con el envero la uva, no solo adquiere el color apropiado a su variedad, sino que también se adentra en la recta final de la propia maduración. La baya gana en compuestos fundamentales para el mosto como los azúcares, modelando su acidez hacia los parámetros finales que determinarán su recogida definitiva.
En las próximas semanas, llegará el trabajo más exhaustivo y paciente de los técnicos de campo, cuyas salidas de muestreo irán encaminadas a vigilar la maduración de la uva.
El escenario ideal, según técnicos y viticultores, es mantener las temperaturas estivales en niveles medios, con noches frescas, por debajo de los 20 grados.
