Antonio Candelas catando los blancos Airén de La Mancha
Antonio Candelas catando los blancos Airén de La Mancha

Así lo apuntan, al menos, las nuevas tendencias del consumo de vino a nivel mundial, claramente orientada hacia los blancos, frescos, ligeros y afrutados. Es aquí, donde la tendencia le viene de cara a los blancos Airén, la variedad más representativa en blancas para la Denominación de Origen La Mancha.

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Bajo criterio experto.

Su calidad y los esfuerzos recientes de las propias bodegas manchegas por conseguir un Airén de calidad, equilibrado, fresco y sincero en la tipicidad, es algo que pudo comprobar precisamente Antonio Candelas, director de la revista especializada ‘Mi vino’, quien en la jornada del pasado lunes, 7 de abril, tuvo la oportunidad de catar más de una treintena de vinos blancos (monovarietales) Airén con Denominación de origen La Mancha.

Las conclusiones fueron muy positivas para el director de Mi vino, (con orígenes en La Solana, Ciudad Real y buen conocedor de los vinos manchegos, por cierto). Candelas cree “estamos ante un momento en el que no buscamos vinos tan expresivos, intensos o voluptuosos. Aquí el Airén creo que tiene unas cualidades que van mucho más hacia la elegancia, la delicadeza, hacia la expresión de la tierra y por ello, en efecto, viene una corriente bastante de cara para La Mancha”.

Conclusiones completas se podrán leer en un reportaje más a fondo en el especial de mayo de Mi vino

El director de Mi vino cató una treintena de vinos
El director de Mi vino cató una treintena de vinos

Versátil, para todos los gustos

Sea como fuere, tanto para el consumidor final que busca una copa de vino blanco, grácil y afrutado para contextos distendidos,  como para los paladares más expertos, que reclaman tipicidad, (incluso con valientes virajes hacia blancos de paso por madera), lo cierto es que se ha levantado una cierta expectación con la Airén. Hay quien incluso ya comienza a hablar de la #AirenRevolution para el medio plazo.

Una revolución con la blanca Airén, que no en vano, ya tuvo en las postrimerías del pasado XIX, un primer avance de todo su potencial, cuando fue la primera piedra de toque para los cimientos contemporáneos de la industria vinícola manchega, vinculada entonces al desarrollo del ferrocarril y otras inversiones paralelas.

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