La vid tiene un comportamiento totalmente diferente en cada tipo de suelos, al igual que cada variedad de uva se comporta de una manera distinta dependiendo del tipo de suelo. La profundidad de los suelos permite a la planta encontrar las reservas de nutrientes que no encontraría en unos terrenos más superficiales donde la alimentación hídrica no permitirá que la planta tenga vigor y conseguirá que la maduración sea lenta. Algunos de los elementos del suelo parece que influyen decisivamente en la composición del vino, entre ellos tenemos:

El hierro aporta color en los tintos.

La caliza influye en los aromas y el grosor de la uva, aportando elegancia y grado a los vinos.

El magnesio contribuye a la armonía.

La arcilla pastosidad y taninos,poca complejidad.

El sílice ligereza, finura, aromas y grado.

Por tanto un suelo ideal tendría algo de pendiente y en su composición habría hierro 10%(color) sílice 10% (finura y
ligereza) arcilla 30% (consistencia) y caliza 50% (alcohol y aromas).

Y luego nos preguntan si el terruño aporta o no…….

Vino de La Mancha allá donde vayas…castizo, apuesto y con mucha personalidad.

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