Cada vez ocurre más que, cuando se cata un vino a ciegas, resulta dificultoso averiguar el origen de dicho caldo. Esto ocurre, principalmente porque con el paso del tiempo, se ha perdido la tipicidad de la uva y del terruño, lo que resulta en parte la pérdida de esencia y al final, calidad del vino. Pero con el viñedo de la Mancha se procura mantener la calidad y tradición a partes iguales.
El terruño, hasta hace unos años, era símbolo inequívoco de identidad de cada región vitícola. Esto se ha perdido, en parte por la masiva elaboración de vinos bajo el sistema de coupage, con varietales foráneas. Esto, aunque aporta frescura y un nivel más de complejidad al vino, enmascara los matices esenciales de nuestra uva autóctona, que son los que hacen único a cada vino.
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Una región de calidad
La región de La Mancha es la comunidad española que más vino produce, la que más superficie de viñedo cultiva y la que más empresas y bodegas vitivinícolas tiene.
Castilla-La Mancha posee una amplia gama de variedades de uva cultivadas en sus viñedos, que han conseguido adaptarse al clima y al suelo manchego. Estamos ante una región en la que se genera mucho empleo gracias al vino, y que pretende dar a nuestro vino el protagonismo que merece.
Viñedo manchego, tipicidad y tradición excelentes
Un vino con tipicidad y tradición, como es el de La Mancha tiene que cumplir principalmente con las siguientes características:
-Respeto al viñedo y respeto al terruño, puesto que ambos nos aportan la tipicidad regional.
-Respeto a la uva, la cual nos muestra la tipicidad varietal.
-Por último, respeto a la vinificación.
Con estas premisas, el vino elaborado con la uva oriunda de esa región vitícola tendrá siempre una identidad propia y será fácilmente reconocible en cualquier cata a ciegas.
La esencia del viñedo manchego
Un clima espléndido que arroja horas y horas de sol sobre las hojas de los viñedos curte los inmensos kilómetros de viñas manchegas. Regada por los ríos Guadiana, Tajo y Júcar, la Denominación de Origen la Mancha se caracteriza por ser la denominación con más viñedo de toda España.
Las labores del campo exigen minuciosa moderación y precisión a la hora de labrar, para evitar que el viñedo se vea afectado y por tanto el fruto final, el vino, pierda calidad. La autenticidad y personalidad del vino son factores fijos que caracterizan este vino típico.
El buen estado de la vid y una máxima preocupación por su calidad auguran un producto final de una calidad majestuosa.
Nosotros tenemos la suerte de contar con una región y una D.O. como es la de La Mancha, donde sus vinos se siguen elaborando bajo un respeto hacia la vid y la tierra. Esto hace que nos transmitan toda su tradición y cultura enológica dentro de una botella. Así, podremos disfrutar del sabor de la Mancha trago a trago.
