Recientemente ha sido noticia importante para el sector vitivinícola de Castilla La Mancha, el anuncio por parte de nuestra Consejería de agricultura de un nuevo presupuesto que será destinado al Plan de reestructuración del viñedo manchego. En total serán 65,7 millones de euros, cantidad algo inferior a los 88 millones de la campaña pasada, pero que para los tiempos de crisis económica que corremos, se trata de una importante dotación económica.

Gracias a los diferentes planes de reestructuración de los últimos 25 años (desde finales de los años 80), se ha conseguido diversificar la producción de uva y sus productos. Años atrás, en nuestra zona la mayoría de la producción de uva, correspondía a la variedad Airén. En la actualidad, ésta variedad sigue siendo la mayoritaria con unas 220.000 hectáreas que supone aproximadamente la mitad de la superficie regional. Los diferentes planes de reestructuración del viñedo, entre los que se encuentran planes para replantación por sequías en los 90, han provocado una reducción de su cultivo en beneficio de nuevas variedades.

La sustitución de superficie de Airén por otras variedades denominadas «Mejorantes», ha supuesto abrir el abanico de vinos varietales obtenidos en nuestra región, para su comercialización como tales o para realizar adecuadas mezclas de los mismos. Gracias a la reestructuración, la variedad autóctona Cencibel ha visto incrementada considerablemente la superficie dedicada a su cultivo, contando en la actualidad con unas 75.000 hectáreas, colocándose en segundo lugar tras nuestra Airén.

Pero también ha permitido la incorporación de otras variedades «foráneas» que han conseguido adaptarse a nuestras condiciones de clima y suelo, de manera que las bodegas de nuestro viñedo manchego, entre ellas las de nuestra Denominación de Origen La Mancha, ofrecen un producto mucho más diverso y de mayor calidad.

@antonio_garrido

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