La gachamiga es muy típica en la provincia de Alicante y por cercanía Albacete. En unas grandes sartenes (gachamigueras), se fríen previamente en aceite de oliva varios dientes de ajo (mejor si morados), así como los elementos de acompañamiento al gusto, generalmente longaniza o panceta. También se suele añadir costillejas, boquerones y sardinas, incluso uva y chocolate.

Posteriormente, estos elementos son retirados de la sartén y la harina se incorpora con el aceite de oliva. Se añade el agua necesaria, y la harina se va deshaciendo poco a poco. La pasta ha de adoptar una textura uniforme y sin grumos, la cual habrá que estar removiendo continuamente con una pala mientras cuece para evitar que se pegue.

Cuando el agua se evapore y la pasta comience a tener un aspecto uniforme y consistente, se añaden el resto de ingredientes. Finalmente, toda la gacha en su conjunto ha de quedar con un aspecto similar al de la tortilla de patata.

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Una receta original con un buen maridaje

Torta de gachamiga y piel de sardina es un snack del Restaurante Maralba delicioso, de los que no se consigue olvidar su textura y sabor. La receta es tan sencilla como genial y sabrosa, obra del Chef Fran Martinez. Este artista lo cocina en Maralba, su restaurante de Almansa galardonado con una estrella Michelín desde 2011.

Martinez, en su receta, añade piel de sardina frita para dar ese punto salado/yodado riquísimo e ideal que hacen del plato un aperitivo crujiente. Es todo un manjar y, por ello, debemos acompañarlo con un buen vino de la D.O La Mancha.

Como acompañante recomiendo un vino blanco joven elaborado con la variedad de uva Sauvignon Blanc, fresca y muy fragante.

A pocos grados, mejor

El vino debe ser servido en una copa tipo Chianti a seis grados y sirviendo muy poca cantidad, evitando se caliente e invitando a agitar la copa para favorecer realce sus aromas tan característicos, toda una delicia.

cómo catar un vino Sauvignon Blanc - Fase visual

Es una suma bien sencilla: exquisitez más calidad es igual a una experiencia mágica para el paladar. Dar a una receta tan típica toques distinguidos, combinando sabores, hacen de este snack un plato que combina la cocina moderna con la tradicional.

En esa fusión es donde encuentra su esencia única y excepcional, una unión que solo puede mejorar si se acompaña de un buen vino blanco afrutado, rico en sabor y fresco, procedente de los viñedos por los que pasó el Quijote.

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