De la mar el Mero, y de la tierra ¡el Cordero! y si es manchego mejor…
Del cordero me gustan hasta los andares, y si un servidor peca de tragaldabas y le encanta la pierna, comprendo que el bocado más exquisito es sin duda las chuletitas, si buenas a la plancha, mejor a la brasa y benditas si bautizadas con un chorrete de vino y ajito morado de las pedroñeras, AMÉN.
Las de la foto son de cordero manchego recental, entorno a cien días de vida y que no haya pastado, más o menos, son un tamaño ideal al contrario de los que defienden al lechal, pienso son demasiado pequeñas y un sabor no apto para todos, al contrario de los vinos de La Mancha, hechos para todos. Por cierto, las cosas bien hechas bien parecen, así que el detalle de pisto manchego le dá un punto especial al plato y condiciona a vista de Sumiller el maridaje.
Si a la carne roja le sienta bien los vinos tintos envejecidos en barrica, al acompañarlos de guarniciones vegetales como el pisto, también son favorecidas con blancos criados en barrica, así por ejemplo, e este plato le pondría al lado una copa de Airén gran reserva, y dejaría loco al comensal, seguro 🙂
Gastronómicamente vuestro
Salud y ¡mucha Mancha!
