A ojos que ven pero no miran, el vino esconde más de lo que aparenta. Guarda secretos en su aroma, en su sabor y en su color. Ellos, junto a otros factores, indican si el vino está apto para el consumo o por el contrario tiene algún defecto que lo hace poco recomendable.

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El color: ¿Aliado o enemigo del vino?

El tono del vino es un indicador de calidad, un factor imprescindible en los parámetros que marcan desde las catas hasta el consumo más hogareño. Es importante tenerlo en cuenta en el momento que se descorcha la botella y se sirve un copa.

Dependiendo del tipo de vino, de la uva con la que se haya elaborado, si ha pasado por barrica o no, el color tendrá variaciones. Por supuesto, ello conlleva a que, por ejemplo, los vinos tintos no tengan el mismo color entre ellos, ni los mismos matices.

Del tinto joven al Gran Reserva

En los tintos, un joven no debería tener un color similar a un Gran Reserva ya que no ha pasado tiempo en barrica para adquirir apagados tonos.

conservación de un vino tinto en casa

El tinto joven posee reflejos y colores más morados, propios de la juventud del vino. Según mas envejecido esté el vino, es decir, haya tenido paso por barrica, sus tonos se vuelven más rojos y posteriormente más amarronados. Así, la tonalidad de los vinos crianza se asemejan al de la cereza o el rubí; la de los Reserva son algo más apagados, incluso atejados; y los Gran Reserva tiene un color teja o tirando hacia el naranja.

Atención al blanco

Para determinar si un vino blanco está en buen estado fíjate en su transparencia. Conforme vaya pasando el tiempo y se vaya deteriorando lentamente, las tonalidades se irán tornando más amarillas, llegando a recordar el acero.

No obstante, no olvides tener en cuenta la variedad de uva de ese vino.

Comprueba con fondo blanco

La mejor forma para comprobar si el pigmento del vino corresponde con el que debería es utilizando un fondo blanco, otro color podría confundir al ojo. Es la opción adecuada para observarlo.

Después, se inclina la copa y se mira desde arriba, para que los brillos y contraluces no nos equivoquen. Al igual que el fondo, la iluminación también tiene que ser blanca, lo máximo posible. Sin ir más lejos, la luz natural es perfecta.

No importa si eres un experto catador, nuevo en el mundillo o un consumidor eventual, solo tienes que interpretar el color.  En cualquier caso, La Mancha da a sus vinos el carácter de una tierra que imprime de todo, porque eres de donde vienes, y se ha de notar que es buena tierra, que un vino Manchego triunfa a donde va.

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