Un vino airén en verano siempre apetecible
Un vino airén en verano siempre apetecible

Quizás el vino es de las bebidas que mejor se adapta a momentos y lugares, pero no solo las variedades de uva, la forma de elaborarse o la comida a la que acompaña son factores que nos determinan la elección de un vino u otro, la estacionalidad puede ser otro factor clave.

El verano es sinónimo de luz, de ligereza, buscando la frescura en cada momento, y todos estos factores nos llevan a elegir al vino blanco, como nuestro mejor acompañante.

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Un blanco DO La Mancha. Foto de El emparrao
Un blanco DO La Mancha. Foto de El emparrao

Encontremos los motivos de este amor de verano.

La temperatura de servicio generalmente es inferior a 10ºC, por tanto es un perfecto aliado para refrescarnos en esas mediodías de aperitivos y paella en la playa.

Blanco airén con paella
Blanco airén con paella

Aunque hay varietales y elaboraciones más estructuradas, siempre podemos elegir vinos más ligeros que nos acompañen a la hora del aperitivo o con esas ensaladas frescas, reservando los vinos blancos más complejos para pescados, mariscos o carnes blancas.

«Siempre podemos elegir vinos más ligeros que nos acompañen a la hora del aperitivo o con  ensaladas frescas»

Además debemos empezar a romper el mito de que la carne solo puede ir acompañada de un vino tinto, pues hay opciones de blancos que pueden hacer las delicias de carnes de ave, cerdo e incluso terneras blancas.

podemos disfrutar del vino blanco de principio a fin de la comida.

Los aromas de los vinos blancos van desde las frutas de pepita como la manzana o la pera, a herbáceos, flores blancas o frutas tropicales. Todos ellos generalmente más que apetecibles en verano, pues nos recuerdan a la primavera, los frescos prados o el trópico.

El rango de varietales es muy amplio, y esto nos ofrece muchas oportunidades de disfrutar.

Va desde muy aromáticas como la moscatel a otras de intensidades más cortas como la airén, pero no por eso de menor calidad.

En función del momento de consumo puede elegirse una u otra, por ejemplo antes de iniciar la comida puede apetecernos una opción más perfumada, y como acompañamiento de un plato la alternativa más sutil, que no invada y equilibre los aromas de nuestra comida.

«Las noches de verano pueden ser locas y provocativas, el calor del día se difumina en la puesta de sol y se abren los cielos estrellados».

«Momento perfecto para abrir una botella de espumoso blanco.»

Aunque estos vinos también pueden acompañar comidas, su burbujeo nos incita a la seducción y a ser traviesos.

Su descorche y su rosario nos recuerdan a los fuegos de artificio en las fiestas de los pueblos y su sabor al del placer que a veces no se debe confesar.

Evidentemente con septiembre no se acaba la época de disfrutar del  vino blanco.

Todo el año tendrá momentos y platos que esta elección será la más acertada.

Un blanco airén con ensalada
Un blanco airén con ensalada

Además los vinos rosados y tintos jóvenes de La Mancha pueden también ser una buena alternativa, cuando busquemos ligereza y frescura, llevándonos a la conclusión que cada momento tiene su vino y que hay un vino para cada momento, pero cuando el astro rey descuelga todos sus rayos sobre nuestras cabezas, quizás los mejores reflejos que nos puedan dar, sean los amarillos y verdosos de un vino blanco.

Texto original: El emparrao

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