Siempre nos han dicho aquello de «hay que comer de todo», sobre todo cuando de pequeños poníamos mala cara al plato que teníamos delante y que tarde o temprano teníamos que llevarnos a la boca. Pero, te diré un secreto: Es verdad, es importante mantener una buena y variada dieta, que cuente con toda clase de alimentos (carne, pescado, pasta, legumbres, etc.), para así mantenernos sanos y en forma.

Lo bueno de la gastronomía es que no es algo cerrado, podemos experimentar, crear nuevos platos y fusionar sabores que en un primer momento parecen enemigos. No es una idea tan descabellada. Muchos establecimientos están apostando por lo nuevo y exótico.

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Pescado en armonía con La Mancha

El tema de los pescados exóticos tiene más aceptación de lo que uno piensa. Y es que salir del Salmón, Merluza, Lubina, Doradas y cientos de elaboraciones de Bacalao que pueblan las cartas de los Restaurantes es difícil. Por ello, los cocineros con iniciativa se salen un poco de la rutina y nos dejan de probar cosillas nuevas.

Ejemplo de ello es el Pez Mantequilla de la foto, un plato elaborado en un Restaurante de La Mancha y servido con una versión del Asadillo manchego adaptado a la ocasión. El Pez Mantequilla es sencillo de definir al cliente, suelo decir tal que así:

De Carne blanca marfil, textura muy suave, sin espinas, un par de tacos braseados y sobre un lecho de verduritas asadas que están deliciosas

En este plato se encuentra un equilibrio entre tierra y mar, verduras y pescado.

El maridaje manchego perfecto

El éxito de este plato es cuando lo maridamos bien. Y, para ello, veo imprescindible un buen vino de La Mancha. Como acompañamiento a este pescado graso recomiendo casi siempre un rosado joven a partir de Syrah, o un blanco fermentado en barrica- si Sauvignon blanc, mejor-.

Pero, los tintos también tiene feeling con la receta, desde un tinto joven, tipo macerción carbónica fresco de cencibel, a uno tradicional.

vino distinto, servicio diferente

Depende con que vino marides el plato, deberás servirlo de una forma u otra. Si optas por el vino blanco te aconsejo una copa tipo Saurtenes ya que permite apreciar con mayor fuerza su acidez y dulzura. La temperatura idónea para saborearlo mejor ronda los 7ºC.

Por otro lado, el vino tinto joven encuentra la perfección cuando se sirve en una copa Burdeos pot su carga aromática y detalles afrutados. La Burdeos, además, es una buena elección a la hora de cobijar al rosado. En relación a la temperatura del vino, mientras que el tinto joven tiene que estar a una temperatura de unos 9ºC, el rosado se alía con las bajas temperatura

Da igual si eliges blanco, rosado o tinto, lo importante es que sabores plato y vino en un disfrute único para el gusto.

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