Imagen de Luna de la Ossa para los vinos DO La Mancha
Imagen de Luna de la Ossa para los vinos DO La Mancha

Recordamos una de las fechas de profunda tradición que hunde sus orígenes en la plena Edad Media.

En los albores del estío, cuando los rigores térmicos del mercurio comienzan a dictar su implacable sentencia, chicharra y calor campan a sus anchas por la vasta llanura manchega.

Se celebra por entonces San Pedro, cada 29 de junio, una festividad de gran raigambre popular en diferentes municipios de Castilla La Mancha, con un especial significado para el gremio pastoril.

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¿Qué era el ajuste de pastores?

Se decía entonces, que San Pedro marcaba la fecha de contratación  de la comunidad de los pastores por parte de los “amos” o dueños de los rebaños. Por eso, al 29 de junio también se le conoce como San Pedro Borreguero, fecha elegida también para el esquilado de las ovejas.

Se elegía esta fecha, a finales del mes junio, por ser un periodo adecuado al cambio de pastos.

Tratos y costumbres en San Pedro

Se dice que por San Pedro, los pastores acudían a la ermita del pueblo para escuchar la eucaristía. A la salida, “amos y pastores” fijaban las condiciones de los contratos por acuerdo oral por ambas partes. Según las crónicas, “siempre se incluía un pago principal en fanegas de trigo según número de cabezas”.

La fecha de arranque de contrato era el 30 de junio, siendo el propio cencerrro el que determinaba el cambio de pastor para el rebaño.

Origen de la efeméride: La Mesta

Algunas investigaciones sitúan a San Pedro en las disposiciones registradas en el Concejo de La Mesta, una institución gremial ganadera creada por el monarca Alfonso X ‘El Sabio’ en el siglo XIII.

rebaño de ovejasSu poder de influencia fue determinante durante los siglos venideros, gozando de prerrogativas reales por parte la corona en el territorio de Castilla. En este sentido, se vincula con el Concejo de La Mesta la relación económica con la industria lanar, de vital importancia para las estructuras socioeconómicas y comerciales durante la Baja Edad Media y el Renacimiento.

Actividad pastoril, presente en La Mancha

La Mesta como tal no refleja sino la importancia de la actividad ganadera y pastoril en zonas como La Mancha. Una extensión de territorio que funcionó como tierra de frontera durante siglos.

Pastos, viñedo, olivo y cereal definieron el tapiz del paisaje manchego durante aquellos años de repoblación. Una estampa que más tarde inmortalizaría el propio Cervantes con las aventuras del Quijote.


 

Gastronomía y pastores

A la trashumancia del ganado, el paisaje manchego le debe mucho en la vertebración de sus caminos y cañadas reales. Una importancia de la actividad en la cabaña ovina que también se refleja en la riqueza del recetario más tradicional.

Basta con mencionar algunos ejemplos para entender la presencia, por ejemplo, del cordero en la mesa castellana.

Otros platos no menos importantes se basan en las llamadas migas de pastor, tan apreciadas y variadas en su guiso de unas comarcas a otras.


 

Sin olvidar, por supuesto, el rey gourmet de platos y aperitivos en el placer de la buena mesa. Ríos de tinta podrían escribirse en torno al queso manchego, su pureza y su deleite sensorial cuando además es disfrutado en maridaje con la diversidad varietal de los vinos DO La Mancha.

Algunos de estos platos tienen incluso vinculación con aquel almuerzo o cena de acuerdo que mantenían las partes para cerrar los contratos. Entre los ganadores se conocía a la velada como «echar la robla o robra», y se acompañaba con productos de la tierra como el cordero o el archiconocido de los Duelos y Quebrantos descritos en las primeras líneas de El Quijote.

 

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