Quizás la pieza de carne más apreciada en todas las mesas, destaca por su ternura y si está bien tratado por las manos de un cocinero experimentado como es el caso, que ha sabido darle el tiempo justo de cámara, el punto justo de cocina, y bien acompañarlo con una salsa de boletus edulis y un detalle de pisto Manchego sólo cabe arrimarle una botella de buen vino, algo a la altura de esta obra de arte, un vino de la Denominación de Origen La Mancha.
Sin duda que el vino más recomendable sería un tinto criado en barrica, y para precisar más la armonía ideal sería un tinto Reserva de la variedad de uva Cencibel, sola o acompañada (coupage) de otras como la pareja habitual, la Cabernet Sauvignon. El tema está en servirlos del modo ideal, el vino a una temperatura entorno los dieciséis o dieciocho grados en copa amplia y de cristal fino, poco a poco, dejando se airee y disfrutando de los aromas del vino antes de paladearlo.
Gastronómicamente vuestro
salud y ¡mucha Mancha!
