Continuando con los trabajos que se realizan en las bodegas en la elaboración y conservación del vino, pasamos de la zona de depósitos a las tareas de filtración para eliminar las partículas en suspensión del vino que puede derivarse de nuevo a los depósitos para continuar con su conservación en condiciones óptimas para su posterior embotellado.

A la hora de filtrar un vino lo que se busca es eliminar aquellos sedimentos provenientes de restos de vendimia (barro, trozos de hoja o madera) o los producidos en el proceso de fermentación (lías) consiguiendo un vino mucho más limpio.

Existen dos tipos de filtrados dependiendo de lo que se busque y el momento en el que se encuentre el vino:

  • Filtrado basto para eliminar aquellas partículas producidas por la fermentación.

  • Filtrado fino para eliminar micropartículas en suspensión que puedan dañar la imagen del vino en botella de cara al consumidor.

El proceso de filtrado es importante para la calidad del producto final, ya que, ayuda a la eliminación de partículas que enturbian el producto derivadas de su elaboración, denominadas heces o lías. Es por ello, que esta labor, es más que necesaria para obtener una mayor aceptación y calidad.

Está demostrado que una filtración no excesivamente agresiva no afecta a la calidad del vino, es más, ayuda a eliminar sustancias perjudiciales que pueden alterar las características organolépticas. Los consumidores, agradecen no encontrarse el vino con sustancias en suspensión, pues no es agradable a la vista.

Para que podáis conocer un poco más a fondo el trabajo de filtrado en una bodega, os presentamos esta galería de imágenes:

Calidad Diferenciada

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