El maridaje es algo más complicado de lo que puede parecer a simple vista; Es combinar para encontrar una fusión de sabores única que seduzca al gusto y se haga con el paladar. Claro está que no todos los vinos tienen la misma compatibilidad con los alimentos. Por lo que dicen, los vinos tintos de Crianza son amigos inseparables de los platos elaborados con carne de caza.

También es reseñable que no todos nosotros tenemos el mismo sentido del gusto, ni nos gustan los mismos sabores, lo que hace del maridaje una cuestión personal. Por lo tanto, hay que probar distintos alimentos con distintos vinos para encontrar el que más se adecue a nosotros.

En el maridaje hay que tener en cuenta…

Cuando hablamos de maridar un vino, lo primer a tener presente es qué tipo de vino vamos a «arrejuntar»: en la gama se encuentra blanco, rosado, tinto, tranquilo, espumoso seco, dulce o de licor.

maridaje con salmón

Inmediatamente después hay que mirar el contexto del maridaje, formal o informal, rango de edades, tipo de cocina e ingredientes.

No hay que olvidar por supuesto el servicio. Cada vino tiene una temperatura que potencia toda su esencia. A parte, también no se debe olvidar los tipos de copa, que ayudan a que nos llegue mejor sus aromas y cualidades tanto en nariz como en boca.

Una vez escuché al Sumiller de La Masía de Chencho en el concurso nacional de Sumilleres que el maridaje especial para un vino que le gustó mucho era: ¡CON BUENA GENTE! Y un seguro servidor vuestro se declara partidario. El vino es favorecido con una temperatura correcta, una copa ideal, comida que no sea muy especiada y se pueda disfrutar de los matices del vino y el manjar sin que uno predomine o anule al otro. Pero, si es en un lugar grato (por ejemplo, La Mancha) y con amigos, todo sabrá mejor. El vino se hizo para compartirlo, ¿o no?

Así, el mejor maridaje es el que combina vino y buena gente.

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