La Mancha como destino de interior para este 2020

¿Y si La Mancha fuera el destino de moda para el turismo interior este verano? Y si ¿el visitante (re)descubriera los encantos de la llanura manchega con el Quijote como guía de viaje?

La respuesta no puede ser tan disparatada si tenemos en cuenta la atipicidad de la propia campaña estival. Irregular y diferente a las demandas del turista en otros veranos, en un contexto de inestabilidad económica.

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¿Qué puede atraer de La Mancha en pleno verano?

Con todo el rigor de la canícula en los meses centrales del estío, a priori, La Mancha no invita, precisamente, a demasiadas aventuras que imiten los pasos del Hidalgo Caballero en la tórrida llanura manchega.

El clima es implacable, (también en invierno con un frío seco) con una mirada que se pierde en lontananza para fundirse con el paisaje.

Pero, quizás, ahí reside el encanto de una tierra que contagia sus encantos como lluvia fina, despacio, para calar hondo, dejando poso en el alma del viajero.

Sin aglomeraciones, reposo tranquilo

Más allá de seguir los consejos de las autoridades sanitarias, que recomiendan un turismo más reposado, alejado de las grandes masificaciones en la costa, La Mancha ofrece descanso a lo largo y ancho de sus numerosos municipios. No solo en aquellos de menor tamaño, sino también en aquellas poblaciones con una capacidad de satisfacer servicios más integrales en su ocio en el turismo interior.

Patio exterior de la Casa de la Torre de El Toboso
Patio exterior de la Casa de la Torre de El Toboso

No hay villa ni municipio que no disponga de un Alojamiento Rural donde poder disfrutar del encanto y la tranquilidad estivales.

Paisaje para degustar

Aunque el tiempo es un hándicap en la estación del calor, precisamente, la luz ofrece en La Mancha esa mirada distinta, hipnotizada por el juego de sombras y tonos anaranjados que ofrece un amanecer o, más aún si cabe, el ocaso de la jornada.

Anochecer en La Mancha
Anochecer en La Mancha

Poder saborear esos instantes en lugares privilegiados junto a un molino de viento, o hacerlo junto a una reposada copa de vino, construyen, sin duda, un fragmento de vida en sí misma, adherida para siempre al corazón del visitante.

Cultura, historia y tradición

Salvada, quizás, del ostracismo de interior, al que parecía condenada tras la repoblación medieval, por un Cervantes que supo ver en la ruda tierra manchega, y el espíritu franco de sus gentes, un escenario ideal para retratar con crudeza las desventuras de un maltrecho caballero, un antihéroe del siglo XVI, de rocín flaco, adarga antigua y galgo corredor.

Espada en el viñedo de La Mancha

Fue gracias a esa novela de caballerías como se ha forjado la más universal de las novelas.

El visitante (lector) recorre escenarios reales, sin trampantojos ni recreaciones, tal y como el mismo Cervantes lo plasma en el Quijote.

Pero hay mucho más allá que ficción literaria en La Mancha. Territorio de frontera durante siglos, insegura y dura, preserva en muchos puntos, vestigios medievales de aquellas fortalezas.

Su epidermis social  ha estado surcada por la labor repobladora de las Órdenes Militares, de cuya aportación y legado la cultura viticultora es deudora en La Mancha.

Así lo demuestran innumerables castillos, ubicados todavía en zonas de interés paso estratégico en los cuatro puntos cardinales: Calatrava la Vieja, Montizón, Peñarroya, Consuegra, Belmonte o Uclés (hoy Monasterio) 

 

Verso, teatro y sueños

En la provincia de Ciudad Real, La Mancha puede presumir de tener uno de los festivales de teatro clásico más importantes del mundo. Cada mes de julio, por las tablas del Festival de Teatro Clásico de Almagro pasan las compañías internacionales más afamadas, con sorprendentes puestas en escena de los textos del Siglo de Oro.

Una cita, sin duda, ineludible, para los amantes del teatro en su más pura esencia.

Naturaleza y escapada, con buena comunicación

La Mancha también comprende rincones para su disfrute en pleno contacto con la naturaleza. Desde parques Naturales de gran factura hasta espacios con un valor medioambiental de gran calado.

Ruidera y sus lagunas

Injustamente etiquetada como zona de baño, Ruidera es un parque Natural de gran belleza y singularidad geológica en la formación kárstica de sus cornisas y formaciones cálcicas. En verano, bien es cierto, que recibe gran afluencia de visitantes que no pueden resistir sus encantos al chapuzón en sus aguas turquesas, Ruidera esconde tesoros a todo aquel que sabe mirar con “otros ojos”.

En su parque podemos disfrutar de diferentes rutas adaptadas según nivel de dificultad para senderismos, tranquilos paseos y hasta rutas en bici. Porque La Mancha se puede cabalgar sobre dos ruedas de manera divertida y saludable.

 

Todo ello además con la cercanía y las buenas comunicaciones. Si bien La Mancha debe a la lejanía del mar, un factor de continentalidad en los rigores del clima, también le permite estar cerca de núcleos de población como la propia capital madrileña, proponiendo una rápida escapada más allá del verano.

Ruta del vino de La Mancha

La tercera piedra angular del singular viaje a la tierra del Quijote está, cómo no, en sus vinos y gastronomía. Porque hay quién propone, no sin acierto, degustar los cuatro costados de La Mancha desde el apetito sagaz que dibujan las páginas del Quijote. Una novela que encierra secretos pero también rezuma una vitalidad contagiosa en la personalidad de Sancho, en la propia idiosincrasia del manchego, en definitiva.

La Mancha como paraíso para los gastrónomos

Son suficientes las primeras líneas del primer capítulo Quijote para descubrir una carta (literal) de presentación de la gastronomía castellana del siglo XVII: “Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches5, duelos y quebrantos los sábados6, lantejas los viernes7, algún palomino de añadidura los domingos8, consumían las tres partes de su hacienda9.

Diferentes opciones se pueden encontrar en La Mancha para saborear una gastronomía que debe mucho al paso de la cocina árabe, pero sin renunciar, como tierra de paso, a las aportaciones de otras culturas. Así, en La Mancha, conviven irresistibles propuestas del recetario tradicional más castellano como el cordero, o el propio queso manchego (ganadería ovina), hasta los dulces de inspiración toledana con regusto islámico, con el mazapán como su  más sabroso exponente.

Sardina ahumada con verduras de la huerta y tinto merlot
Sardina ahumada con verduras de la huerta y tinto merlot

Eso sin olvidar, claro está las especias como el azafrán, unas hebras de llamado oro rojo manchego que condimentan de aroma cada guiso y cazuela.

Ruta para saborear los vinos de La Mancha

Para los winelovers ávidos de nuevas experiencias, con la curiosidad en el paladar y los sentidos, los vinos de La Mancha pueden tener la respuesta. Su extensión de viñedo da una idea del valor cultural, social y económico desde tiempos que hunden sus raíces hasta la vieja Roma.

Varios municipios (El Toboso, Tomelloso, Socuéllamos, Villarrobledo, Alcázar de San Juan y Campo de Criptana) se han embarcado en el proyecto en 2018, recuperando una ruta perdida hace años. Las posibilidades de conocer a los vinos que catara Cervantes son diferentes desde restaurantes, bodegas hasta vinotecas y locales especializados.

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