¿A qué sabe una sonrisa cuando se descorcha? Con esta manera tan singular hemos querido abrir el vídeo para brindar con espumosos en el cierre del 2018.
Las sensaciones, son subjetivas y ciertamente, cual tiene sus propios motivos. Pero, sin duda, en estas fechas tan especiales, se nos ocurren muchas razones…
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¿A qué sabe una sonrisa cuando se descorcha?
Siempre hay un porqué para encontrar un brindis junto a quien más aprecias. A finales de año, se convierte en un ritual mecánico, no exento de emociones, recuerdos y manifestaciones de cariño con los seres más queridos.
¿Te has preguntado por qué brindamos?
Como sucede en la historia del vino, leyenda y tradición se entremezclan, y no está claro el origen.
Desconfianza frente al veneno
En el vino, por la intensidad de su sabor y aroma resultaba fácil deslizar algunas gotas del veneno más letal, que apenas era perceptible para el invitado comensal. Bajo aquel deleite del vino más placentero podría esconderse la muerte más dolorosa y cruel en veneno.
![Banquete romano, por Roberto Bompiani, (Getty Museum). Imagen de www.ancientpages](https://lamanchawines.com/wp-content/uploads/2019/02/Banquete-romano-por-Roberto-Bompiani-Getty-Museum.-Imagen-de-www.ancientpages.png)
Para asegurarse que el líquido de tu compañero se “contagiase del tuyo”, era usual entrechocar las copas en la antigua Grecia y más aún en la Roma imperial, cuando velada en aquellas citas bacanales podía convertirse en una enmascarada sentencia de muerte para los adversarios más acérrimos de la aristocracia patricia.
Placer sensorial
Otras teorías menos aprensivas apuntan al cristal como factor de placer y disfrute. Se trataba de un material muy apreciado en las mesas más pudientes; por eso su sonido era un incentivo para el oído de aquellos no habituados al tintineo de semejante material.
![El vino en las Saturnalia](https://lamanchawines.com/wp-content/uploads/2019/02/El-vino-en-las-Saturnalia-1024x576.jpg)
Incluso, no resulta difícil imaginar a las clases más acomodadas llamar a su servicio de criados entrechocando sus copas cómodamente recostados en sus divanes patricios.
Protocolo del brindis
¿Cuantás copas de vino debe haber?
Dependiendo del menú y el maridaje en cuestión, cuando cada vino exige su vino, el protocolo exige siempre:
- Una copa de vino para tinto
- Una copa de vino para blanco
- Una copa o vaso para el agua
- Una copa (tipo flauta) para el espumoso
¿Cómo debe ser la copa de vino?
Aunque los viejos cálices medievales solían ser gruesos, la calidad del cristal exige finura. Por supuesto, hay un vino para cada copa, pero siempre éstas deben ser trasparentes para apreciar sus cualidades cromáticas.
¿Cómo brindar sin hacer el ridículo?
Es sin duda, el momento más embarazoso para muchos. Lo más tímidos lo temen por naturaleza, sonrojados a juego con el tinto que sostienen en sus manos. Peor aún para el resto de los comensales puede ser la experiencia de los más charlatanes, que aprovechan su alocución para aburrir al personal.
En todo caso, siempre es preciso acudir al momento respetando una serie de normas para el brindis:
- Si llevas una copa de más, evita los ridículos. Tu lengua, tu mente y tus pensamientos pueden hacerte jugar una mala pasada. Evita protagonismos. Mejor no brindis.
- Si decides brindar:
- Saluda a los presentes
- Dedica unas palabras, en especial al homenajeado si lo hubiera
- Eleva la copa y mira a los presentes o susodicha persona, solo después se llevará la copa a los labios para paladear el vino.
- Salvo en otras culturas como la asiática (China), es mal decoro dejar la copa vacía.
Siempre sin olvidar que una botella, cuando se descorcha, sabe a las sonrisas de aquellos que nos rodean.