El chipirón es un alimento muy solicitado, tanto en salsa como rustido en la plancha tiene la aceptación de la mayoría. Gusta mucho. Y es que además de sencillo, da juego a los cocineros mas creativos.
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Es el mismo animal
Muchas personas creen, por una extraña razón, que los chipirones y los calamares provienen de distintos animales. No es así. Los dos provienen del mismo. La única diferencia entre ellos es el tamaño y su forma de prepararlos: los chipirones suelen hacerse a la plancha o en su tinta mientras que el calamar se frío o se adereza con su propia tinta.
Una receta bien original
Este chipirón ha sido rustido e invertido, al ponerle las patas arriba recuerda a un arbolito del estilo «Tim Burton». La delicia está rellena de Ajoarriero manchego (patata asada y bacalao a grosso modo) y regada con un rico aceite Cornicabra, con frutos secos picados y emplatada sobre una crema de calabaza. Bon appétit!
¿Con qué vino le acompañamos?
Por supuesto, para rozar la perfección es recomendable disfrutar los manjares con una bebida que esté a la altura, y creo que acierto seguro si les recomiendo un vino de La Mancha, en este caso, un espumoso extra brut a partir de Airén, Macabeo o de ambas variedades de uva.
Copa y temperatura también importan
La copa, por costumbre, suele ser la tipo de flauta ya que al ser alargada y estrecha afecta a lo carbónico. Su aroma y su sabor nos llega mejor, aunque también se puede utilizar una copa de tipo chanti.
Por otro lado, la temperatura recomendable para los espumosos ronda los cinco grados centígrados. Son vinos que se deben tomar frescos y evitar a toda costa que se caliente. Para el maridaje tampoco es necesario llenar la copa hasta arriba. Es algo contraproducente.
Creo que la acidez y frescura del espumoso son un fiel aliado del chipirón- y de esta receta-. Es un maridaje perfecto en esos días de altas temperaturas y mucha calor. La frescura de ambas combinaciones seguro que consiguen refrescarnos y hacernos disfrutar al mismo tiempo.
